domingo, 23 de noviembre de 2008

Lilu y el último Dragón (segunda parte)


El anciano dejó asomar una pequeña sonrisa, una sonrisa que contenía una mezcla de esperanza y secreta alegría. Volteó serenamente hacia Lilu, y respondió…

“Si te dijera que aún existen los dragones mentiría…”

Lilu entristeció la mirada y dejo salir un desaliento.

“Pero si te dijera que aún existe UN Dragón podrías tomarme por un desequilibrado, ¿No es así?”

Ella levantó la cabeza de manera apresurada y le clavó la mirada con una sorpresa que no dejaba espacio para la incredulidad. “¿Cómo es posible que haya sobrevivido? ¿Es en serio?”

El hombre, aliviado después de una pesada confesión continuó; “Más que nada es verdad, y es una agradable ocasión que también exista alguien que no se burla de ello y mejor, se encuentra interesado en escuchar. Pero tal vez desvié tu camino y debes tener cosas que hacer el día de hoy, no quisiera interrumpirte más”.

Lilu, tomando una posición más cómoda cruzó la pierna y dijo: “¡Dios mío! Nada más interesante que esto, se lo puedo asegurar. Por favor, dígame más”.

El anciano, cada vez más animado y presintiendo confianza en ella le explicó lo sucedido.

“Sí, según tengo entendido aún existe un Dragón, el último en su especie, muchos han escuchado esta historia y han partido en su búsqueda, de todos ellos una cuarta parte pudo regresar. No se sabe qué fue de los demás, sólo el porqué aquellos que regresaban de la búsqueda llegaban cabizbajos y derrotados” Rió un poco, “Hehehe, créeme pequeña, es muy fácil desarrollar el gusto por los dragones, pero una vez que se encuentran frente a ti hace falta demasiado valor para acercarte.

Es por ello que muchos regresaron humillados, pues aún cuando su empeño y valor les guiaron al Dragón, ante su presencia solo fueron testigos distantes que comprendieron la humildad del ser humano. Pero como resultado de su avistamiento y los términos que ellos describen, el último Dragón se encuentra en agonía, desplomado en una caverna sin fuerzas para volar, y aún en su mirada se observa la llama de la supervivencia y el ardiente deseo de no desfallecer. Sin embargo, no se sabe a qué naturaleza están ligados o cuál es el sentimiento que los alimenta, sin esta información no se puede hacer nada por él, solo resta compartir su esperanza”.

Lilu, entristecida por el conocimiento que buscaba, recordó aquella frase que escuchó alguna vez… ‘Aquel que busca la verdad, merece el castigo de encontrarla’. Pero en ese instante comprendió lo que aquella frase realmente significaba, no necesariamente debe ser un castigo, no a menos que la aceptemos como una sola verdad…

“Entonces…” Pensó Lilu en voz alta, “Usted sabe como llegar a él, en dónde se encuentra y todo lo referente a los dragones”.

El anciano ya esperaba esas preguntas, lo que aún dudaba era sus respuestas…

“Ciertamente, tengo información de cómo encontrarlo, y a pesar de que admiro tu interés en él y tus deseos de conocerlo debemos ser honestos, grandes bárbaros y guerreros han regresado débiles y tímidos, imponentes príncipes y caballeros retornaron humildes y cabizbajos, y no hace falta decir que estuvieron a una gran distancia de su presencia, ¡No podrían describir siquiera el color de sus ojos! Siendo así, pequeña, ¿Cómo piensas que será el cambio que a ti te describa después de eso?”

Lilu ni siquiera titubeó, inmediatamente respondió; “No lo sabré hasta no estar en ese momento y no puedo dejar pasar esta oportunidad. No me importa si lo veo únicamente desde lejos, quiero demostrarme que mi sueño no es un sueño, y de alguna manera siento que debo ir a donde él se encuentra, por favor, sólo dígame dónde está”

El anciano insistió en su pregunta, buscando con más certeza lo que esperaba… “El camino es bastante largo, dista de ser tranquilo, más aún, en palabras de los humildes es un viaje infernal. ¿Y quieres ir tú, hermosa y frágil criatura? ¿Quién te acompañaría? ¿Quién velaría tu sueño en la oscuridad del bosque, en la peligrosa extensión de las estepas y a través de las exhaustivas montañas? Quisiera tener la fuerza que tuve hace 40 años para acompañarte, pues mi deseo es también el tuyo, pero darte indicaciones es enviarte a una muerte segura y no podría tolerar eso en mi conciencia”.

“No quedará en su conciencia aquello que es mi decisión” Insistió Lilu, “No encuentro mejor motivo para aventurarme que la posibilidad de tener en vida la realidad de un sueño. Usted puede ayudarme a no desplomarme como el Dragón, de alguna manera presiento que el saber esto y nunca conocerlo haría a mi tristeza tan grande como la de él”.

Asombrado con tal respuesta, más que poder darle las direcciones para llegar al Dragón, sabía que debía darle las direcciones. Entonces, el misterioso hombre abrió una pequeña mochila que llevaba con él, y sacando tres objetos se los extendió a Lilu.

El primero era una esfera brillante, límpida pero no transparente, como si hubiera sido creada por miles de diminutos cristales. El segundo; un saquito del tamaño de una nuez, de color azul y cerrado por un listón. Y el tercero; Un pergamino que curiosamente no parecía abatido por el tiempo, legible hasta su última parte.

Al momento de entregarle a Lilu estos objetos, el anciano le dijo: “No puedo darte más, como decía, quisiera poder acompañarte, pero lo único que puedo hacer en estos momentos es entregarte esto. La bola de cristal es una “Lágrima de Ángel” se debe presentar ante el dragón según las leyendas que generación tras generación tuvieron como legado los descendientes de la tribu de los Dracos. ¿El motivo? Nadie lo sabe puesto que nadie ha cruzado miradas con el Dragón. Pero es imprescindible llevarla consigo al momento de estar frente a él. El pequeño saco azul, únicamente debes abrirlo si tu vida corre peligro, es muy importante que no olvides esto, si tu vida no corre peligro no debes abrirlo por ningún motivo. Y por último, en este pergamino puedes encontrar el mapa que indica la ubicación de la guarida del Dragón, desde el punto en el que estamos, supongo que tendrás que atravesar el bosque de las cien sombras, llegarás a la estepa de la demencia, después cruzarás el mar de la eterna serenidad, y una vez que te encuentres a los pies de la montaña de la pureza, estarás bastante cerca de la caverna que sirve de casa para nuestro amigo”

“Como te dije, es un viaje bastante largo y peligroso, pero algo me dice que tu decisión será la llave de tus logros”

Lilu quedó sin habla, no esperaba que el hombre consintiera de tal manera y más aún le entregara elementos tan significativos para llevar a cabo lo antes mencionado, sin embargo no quiso tentar a su suerte y decidió no hacer más preguntas, bueno, quizá sólo una más…

“Mencionó algo sobre la ‘tribu de los Dracos’ y la ‘lágrima del ángel’ ¿Qué es eso?”

Él respondió: “Pequeña Lilu, la leyenda de los Dracos es merecedora de otra historia y me llevaría mucho tiempo el narrarla de manera completa, pero puedo resumir que los Dracos fueron los guerreros guardianes de los dragones, hombres que conocieron sus secretos y dedicaron sus vidas al resguardo de esta especie y estas esferas, si, varias de ellas, porque antes se hallaban muchas más pero no todas sobrevivieron al paso del tiempo y de los hombres. Los Dracos, que conocían mejor que nadie a los dragones, se llevaron a la tumba los secretos y el designio de la esfera, está en nosotros volver a descubrir su significado y cuidar lo que debe ser cuidado”

Impaciente y de manera apresurada, Lilu preguntó de nuevo; “¿Es usted un descendiente de los Dracos?”

“No, simplemente un gran admirador y leal sustituto de ellos” Dijo sonriendo,

“Pero mi tiempo está llegando y debo dejar en buenas manos esta esfera. Me fue revelado tu nombre y tu rostro en un sueño pasado, y discúlpame si en un principio dudé de tu capacidad para resguardar la historia y el objeto, pero incluso a mí me sorprendía que tú podrías ser la siguiente. No soy nadie para cuestionar las extrañas promesas del destino, y ahora lo cumplo. Emprende tu camino Lilu, tu historia, persigue el sueño que dejará de serlo”

Dicho esto, el anciano se levantó y mirando por última vez a Lilu de manera tierna y cariñosa, con un fuerte aire de esperanza, se dirigió hacia fuera del camino. Lilu recordó el inicio de tan extraño tema de conversación y con un grito preguntó:

“¿Qué pasó con el clima?”

El anciano respondió a lo lejos, “Ya tienes una pista de la naturaleza que puede estar ligada a los dragones” y desapareció al pasar detrás de un árbol.

Con tres objetos y mil preguntas, Lilu sentía que estaba viviendo algo que no era real. ¿Cómo pasó todo esto? ¿Quién era el anciano? ¿Cómo se llamaba? Las preguntas no dejaban de pasar e incrementaban más y más. De pronto, sostuvo la lágrima del ángel en su mano y despertó de las dudas. “Tengo que prepararme para el viaje, no puedo perder ni un minuto”

Se levantó y regresó a casa para descansar y comenzar su viaje a la mañana siguiente, un viaje que más allá de ser desconocido sería una odisea que ni aún el futuro tendría contemplada. Porque en ese momento, Lilu hizo dudar al futuro.


Continuará...

Carlos Abraham Navarro.