jueves, 7 de junio de 2007

El Pozo


No me juzgues, no me niegues,
no destruyas los recuerdos
de aquellos días ardientes,
¿Qué hoy solo somos hielo?
Cierto, como lo fuimos antes,
vuelvo a ser el mismo personaje frío
de mirada infinita y triste,
vuelvo a la ermitaña vida que tenía
antes de lo que tú me diste.

Palabras, más palabras,
pero de tus labios no escucho nada,
¿Para qué quiero un futuro
que tiene tu ausencia en el presente?
Mejor sería vivir como un solitario demente.

Ahora, el cinismo de tus comentarios
ocupa el lugar de tu cuerpo en mis manos,
es tu venganza, tu manera de ver sangrar mi alma,
y no reprocho lo que yo ocasiono;
pero si yo sembré amor, ¿Por qué cosecho tu odio?

Sangraré por darte gusto,
soportaré la tortura de tu orgullo
y lloraré tantas lágrimas
que llenarán un pozo amargo y oscuro.

Así, cuando quieras amarme, yo estaré ahí adentro,
sin corazón, sin vida… y sin sentimiento.

Carlos Abraham Navarro


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